sábado, 25 de mayo de 2013

La educación el siglo XXI


He recogido este articulo del periódico del país que me ha parecido muy interesante: 

¿Por qué podemos lanzar móviles mejores cada pocos meses, y coches mejores todos los años, pero no somos capaces de decir que hemos mejorado el sistema educativos incluso a lo largo de varias décadas? La pregunta es pertinente en casi todos los países del mundo.

Creo que hay una respuesta simple a la pregunta: reconocemos que fabricar móviles y coches y edificios requiere establecer una profesión formal relacionada con el cuerpo de conocimiento en cuestión y un ecosistema de competencias sinérgico. Tenemos expertos que entienden la electrónica por detrás de la pantalla del móvil y su diseño; de hecho, todo un ejército de investigadores y tecnólogos trabajan, por ejemplo, en crear módulos inalámbricos más eficientes ¡que sean un 10% más pequeños o livianos que los actuales.

Si hiciéramos lo mismo en educación, tendríamos, en todos los países, muchas entidades investigando sobre cómo aprenden los niños a leer en su idioma materno, cómo se entienden los conceptos científicos, qué impacto tiene el tamaño de la clase en el aprendizaje, y en qué puntos se equivocan los niños cuando aprenden a resolver las ecuaciones lineares. Pues no lo hacemos. Y por eso tenemos teléfonos móviles mejores cada pocos meses mientras que la educación sigue languideciendo, década tras década.

Un mito persistente de la educación es que enseñar a los niños no es física cuántica, que tenemos todas las respuestas y nos falta la voluntad política o que los profesores son ineficientes, o que hay un defecto administrativo por detrás del fracaso de nuestros sistemas educativos. La verdad es que probablemente nadie en el mundo hoy sepa cómo solucionar nuestros problemas educativos. Admitir esto es un paso importante.

Pongamos un ejemplo sencillo: Todos los niños necesitan aprender qué son los números decimales. Por eso tenemos cientos de miles de textos o capítulos sobre el tema de los decimales. Pero al mismo tiempo, todo profesor necesita información sobre cómo enseñar el tema. El o la profesora debería saber a qué dificultades se enfrentan los niños para entender los conceptos en decimales, y qué soluciones y estrategias funcionan para resolver dichas dificultades con distintos tipos de niños. Como es lógico, por tanto, debería haber miles de textos disponibles sobre esos temas. Sin embargo, en cualquier lugar del mundo, a un profesor le costaría encontrar siquiera algún texto o capítulo que leer antes de entrar en la clase de decimales.

El problema de aprender de memoria, el énfasis en ciertas aptitudes, los títulos, las notas en las vidas de millones de estudiantes son problemas que plagan la educación
Se ha argumentado que la institución social que más se parece a la escuela (con sus uniformes y horarios) es la cárcel. El problema de aprender de memoria, el énfasis en ciertas aptitudes—muchas veces a costa de otras—, el sinsentido de la educación formal, los títulos, las notas en las vidas de millones de estudiantes son problemas que plagan la educación en la mayoría de sociedades. Irónicamente, el objetivo de la educación es despertar pasiones y hacer florecer los talentos de cada cual y ayudar a que cada uno los descubra.



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